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La caía de la
demanda nacional y la falta de crédito siguen lastrando el mercado
inmobiliario. Según las estadísticas que recientemente publicó el Consejo
General del Notariado, la compraventa de viviendas experimentó en 2013 un nuevo
descenso interanual (del 19,7%). Esto en líneas generales, porque si se
observan los datos al detalle se puede ver que el interés de los extranjeros
por el sector inmobiliario no solo no ha decrecido, sino que además aumenta de
manera exponencial. Hoy en día las operaciones de compra por parte de los
extranjeros de viviendas en España supone cerca de un 13% (12,85%), el doble
que alcanzaba en 2011.
El problema para
muchos de estos clientes internacionales se deben a las dificultades ligadas a
su ubicación en otro país: desde visitar los inmuebles que les interesen hasta
firmar las escrituras y realizar los procesos previos a la compra de la casa.
Para todo ello el mercado español ha importado una nueva figura, procedente de
los países anglosajones, el «personal shopper» (asistente de compras personal)
inmobiliario.
Estos nuevos
profesionales, habituales en otros sectores como los de la moda y la
decoración, se encargan de realizar la mayor parte de los pasos necesarios para
comprar una vivienda, en nombre del cliente. Sus servicios no están solo
dirigidos a los compradores extranjeros, aunque por las razones antes expuestas
encuentran un mayor nicho de mercado en este segmento.
En concreto los
«personal shopper» inmobiliarios, visitan las casas que respondan a los
intereses del potencial comprador. Tras ello elaboran un informe con las características
de cada vivienda y un informe técnico sobre la viabilidad de estas. De manera
adicional, pueden llevar a cabo un estudio de mercado para identificar
inmuebles sobrevalorados, lectura previa de la minuta de escritura de
compraventa o alquiler y posteriormente los trámites posventa.
Según la empresa
Somrie, que hoy presentará en Madrid la Asociación Española de Personal Shopper
Inmobiliario (AEPSI), estos servicios suponen un importante ahorro: el 70% de
las «visitas que se hacen con una inmobiliaria tradicional, entre el 5% y 20%
de los precios de salida de los inmuebles, aparte de «evitar vicios ocultos» y
posibles «conflictos de intereses».
La diferencia con
respecto a una agencia tradicional es, como explica AEPSI, en su presentación
es «de posicionamiento al lado del cliente comprador», en vez del vendedor,
aunque en algunos casos también se puede incorporar dentro de las agencias de
para ofrecer también asistencia. Uno de los objetivos principales de la
organización, añade en su página web, será la creación de un código
deontológico que servirá para «regular la actividad poniéndola así a salvo de
procedimientos o conductas que dañen» la imagen de la profesión.
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